lunes, 17 de octubre de 2016

Sitges 2016: Asín lo viví

Dos días espídicos y a tope de power a base de 10 peliculitas con buenos documentales, alguna película excelente y mucha morrallita de la que, para qué engañarnos, también se nutre el festival. Solo había ido una vez antes al Festival de Sitges, hace ya unos diez años, y estos pasados viernes y sábado recordé exactamente por qué me encantó la primera vez: el personal se vuelca. Literalmente, se arrojan a las pantallas en el deseo de fusionarse con el fotograma y con el género. No he visto plateas con más pasión nunca en mi vida. Que la novena película que ves sigas aplaudiendo a rabiar cuando King Kong estampa el avión contra el suelo... maravilloso.










De todo lo que vi, ignoraré los truños (no muchos, tan solo tres) y me centraré en la canela fina o, mejor dicho, en el croissant relleno de chocolate blanco (desde YA mi bollo de todos los tiempos, gracias Sitges por introducirlo en mi vida, de donde no saldrá JAMÁS -en Madrid y en Dublín no tienen de estos-): De Palma es un EXCELENTE documental sobre la carrera de un director TOP que tiene varias joyas a las que debo volver cuanto antes (Sitges genera una intranquilidad continua, un "mierda, tengo que volver a ver esto, tengo que ponerme ya con aquello otro" que no cesa). Operación Avalancha es un falso documental más divertido que emocionante de cómo se creó la "falsa" llegada del hombre a la luna (pierde algo de fuelle, pero su arranque es bravido y es suficientemente ingeniosa y está lo suficientemente bien rodada como para no perderte). Viral es OTRO HITAZO de los directores de LAS IMPRESCINDIBLES Catfish y Nerve, cómo manejan las nuevas pantallas y la tensión estos dos figuras. Me encantó. Hubo un documental sobre los maquilladores y creadores de efectos especiales de monstruos que fue aplaudidísimo porque fue TREMENDO y... llegamos a Arrival.

Bellísima película que me recordó a Contact pero menos establishment, más libre en sus formas y planteamientos. Con una Amy Adams MARAVILLOSA y un guión poco menos que delicioso. Que el responsable del mismo sea el firmante del reboot de Pesadilla en Elm Street nos indica que el mundo, como esta película, es loquísimo y fascinante. Arrival es poesía, es feeling, es mood... es nueva, es distinta, es muy preciada. La recomiendo a tope. No me parece tan brutal como se está diciendo, pero es definitivamente un chorrazo de cine. Gracias Sitges por los croasanes y el cine que me llevo. Espero volver.

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